“Los Cristianos Mas Crueles Son Los Que No Han Sufrido”

Hace unos años camino a la lavandería vistiendo unos pantalones cortos me encontré con un hermano mucho mayor que yo, curiosamente el vestía de saco y corbata los 7 días de la semana. Cuando el me vio me dijo, que pasa varón? Que pasa con esa ropa, vístete como se debe; debo admitir que no me dejo muy contento el comentario. Días después caminando escuche al hermano en un portavoz predicando en una esquina. Hablaba de que hacia 3 años había encontrado nuevamente El Camino, y que a sus 53 años, después de haber pasado 30 en rebelión, estaba viviendo el mejor tiempo de su vida.

Desde entonces he descubierto que muchos cristianos que se quedan en el camino, muchos que no logran vencer la fuerte atracción del mundo, muchos que por diversas razones se han apartado que han salido huyendo en el momento de la prueba, que han querido evitar el sufrimiento, cuando vuelven a los caminos de Dios lamentablemente son inmisericordes. Se alejaron de Dios e independientemente de las razones se van al mundo a hacer y deshacer, a “disfrutar” de los deleites, a vivir sin prohibiciones ni controles, a ignorar por completo lo que un día aprendieron, a maldecir, a mentir, a profanar a insultar. Pero como Dios sigue insistiendo en que volvamos a El un día los alcanza nuevamente y en vez de volver con humildad, así como el hijo prodigo, a ofrecer sus vidas para servir en la casa de su Padre regresan pensando en imponer su voluntad, se vuelven maestros de los que se quedaron, de los que han luchado, de los que han persistido, de los que se cansaron pero no dejaron de andar, de los que se caen y con la misma se levantan, de los que sufren pero nunca se alejan del pie de la cruz.

Cuando ignoraron las enseñanzas ahora son maestros, cuando no escucharon consejos ahora son consejeros, cuando no escucharon ley ahora son jueces, cuando recibieron misericordia ahora son verdugos. Erróneamente piensan reponer el tiempo perdido viviendo un Evangelio rígido e impositivo.

Meditando en Pedro, el discípulo de Jesús, y eventualmente Apóstol. Pedro era uno que siempre pareció tener las respuestas correctas a todo, siempre pareció estar mas atento que todos y siempre pareció el mas seguro de todos. Pero, todo cambio el día de la prueba, cuando Jesús fue arrestado juzgado y sentenciado, cuando la muerte de Jesús era inminente y lo que el pensó seria un desfile victorioso hacia el reinado terrenal estaba por convertirse en un funeral, Pedro el sabelotodo se escondió, se fue, se aparto del camino y no dejo dudas de eso. Cuando pensó que se parecía mucho a Jesús comenzó a maldecir para no dejar dudas que no era seguidor de Cristo.

Pero Pedro re-apareció a los días, cambiado, había sido cambiado después de haber visto las marcas de las heridas en el cuerpo de Jesús. O sea, solo cuando se convenció que de verdad Jesús había resucitado volvió. Aun años después Pablo confrontaría airadamente a Pedro llamándolo hipócrita porque Pedro seguía en su afán de querer evitar el rechazo, el fracaso, quería ser acepto usando los medios erróneos queriendo imponer sus conceptos.

Gracias a Dios Pedro finalmente comprendió, finalmente logro asimilar que es con amor que cambiamos todo.

Oigan lo que dijo Pedro: 1P 4:8-9 Haya sobre todo mucho amor entre ustedes, porque el amor perdona muchos pecados.9 Recíbanse unos a otros en sus casas, sin murmurar de nadie.

Evitemos la trampa de querer ser maestros sin primero ser alumnos, huyamos de la tentación de juzgar a otros queriendo pulir nuestras credenciales como cristianos fieles cuando en realidad no siempre lo hemos sido. Las experiencias que hemos adquirido deben ser usadas para ser mas afectivos, para ser mas sensibles a las luchas de los demas y con paciencia y amor orientarlos a no vivir lo que vivimos.

Perdóname Señor.